Uno
de los problemas que nos solemos encontrar al aplicar lean es que al tener
muchos problemas que resolver no sabemos por donde empezar.
Una
herramienta de calidad que se puede utilizar es la llamada AMFE o Análisis
Modal de Fallos y Efectos, este es un procedimiento de análisis de fallos
potenciales en un sistema de clasificación determinado por la gravedad o por el
efecto de los fallos en el sistema.
Es una
herramienta utilizada habitualmente por empresas productivas y recientemente se
está utilizando también en otras áreas como logística. Pero puede ser usada en
cualquier proceso.
Las
causas de los fallos pueden ser cualquier error o defecto en los procesos,
especialmente aquellos que afectan a los clientes, y pueden ser potenciales o
reales.
El
AMFE, es un sistema que muestra la gravedad de los problemas dependiendo de
cuan serias sean sus consecuencias, la frecuencia con la que ocurren y con qué
dificultad pueden ser localizadas.
La
finalidad de un AMFE es eliminar o reducir los fallos, comenzando por aquellos
con una prioridad más alta. A partir de ahí El AMFE ayuda a seleccionar
soluciones para esos problemas.
Para
conseguir utilizar esta herramienta tenemos que determinar 3 cosas:
Paso
1: Severidad. Tenemos que determinar en una escala de 1 a 10 (1 muy poco
importante, 10, muy importante) la severidad del fallo desde el punto de vista
del cliente.
Por
ejemplo un defecto con gran severidad serian cortocircuitos eléctricos,
corrosiones o deformaciones en los productos, que pueden originar accidentes
graves y reclamaciones muy importantes por parte de los clientes.
Paso
2: Frecuencia
En
este paso es necesario observar la causa del fallo y determinar con qué
frecuencia ocurre. Esto puede lograrse mediante la observación de productos o
procesos similares y la documentación de sus fallos.
Ejemplos
de causas son, voltaje excesivo, filtros sucios o condiciones de funcionamiento
inadecuadas.
Paso
3: Detección
En
este paso vemos la posibilidad de detección del fallo, si es algo que se puede
verificar rápidamente de forma visual, le daremos un valor bajo, 1 o 2. Pero si
es muy difícil de detectar (por ejemplo si tenemos que desmontar piezas y
volver a montarlas para detectar el fallo) le daremos un valor mas alto.
Una
vez que tenemos estos valores en nuestros problemas podemos aplicar el AMFE y
ver cuales son los mas importantes que tenemos que resolver. Esto lo hacemos
por medio de calcular la prioridad del riesgo o RPN.
Lo
calculamos multiplicando entre si los valores de los 3 pasos anteriores.
Cuanto
mayor sea el valor que obtenemos en el RPN, mas importante es el problema y mas
necesario buscar soluciones para resolverlo.
¿Qué
ocurre si tenemos 2 problemas con la misma puntuación RPN? En ese caso tenemos
que darle prioridad al paso 1 (Severidad) ya que las reclamaciones del cliente serán
mayores cuanto mayor se la severidad del problema.
Esta
sencilla herramienta la podemos utilizar cuando queramos en cualquier proceso
para poder definir que problemas son los mas importantes y definir acciones
para solucionarlos.
En
mi libro ExceLEANcia podéis ver mas herramientas sencillas lean que pueden
ayudarnos en el día a día.
Éxito.
Luis
Perona
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