jueves, 1 de diciembre de 2011

Ejecución (III)


Todo lo que potencialmente pueda requerir acción debe revisarse con la suficiente frecuencia como para evitar que la mente tenga que hacer el trabajo de recordarlo.

Según mi experiencia con muchas  personas, eso se traduce en un comportamiento básico para conseguir el éxito: la revisión semanal.

Deberías revisar semanalmente todos tus frentes abiertos (como por ejemplo proyectos), planes de proyectos activos, y listas de “Próximas acciones”, “Orden del día”, “A la espera” e incluso “Tal vez/algún día”. 

Eso también te permitirá asegurarte de que tienes la mente clara y de que todos los flecos sueltos de los últimos días han sido recopilados, procesados y organizados.
   

 Para cumplir con prácticamente cualquier tarea, la mente sigue cinco pasos:

1.- Definir propósitos y principios
2.- Visualizar los resultados
3.- Generar lluvia de ideas
4.- Organizar
5.- Identificar las acciones siguientes

¿Cuál es el primer nivel de atención cuando todo se desborda? 

¡Acción! ¡Horas extras!  ¡Más gente!  ¡Más trabajo! 

Y un montón de personas estresadas se ven envueltas en la situación.

Entonces, al ver que todas esas personas atareadísimas se estorban mutuamente y no resuelven el problema, alguien da un paso más allá y exclama: “!Necesitamos organizarnos!” (¿A estas alturas?) 

Entonces todo el mundo se pone a dibujar procesos y a etiquetarlos. O a dibujarlos y etiquetarlos de nuevo.

En algún punto se pone de manifiesto que volver a dibujar los procesos no va a resolver el problema y alguien (mucho más despierto) sugiere que hace falta mucha más creatividad. 

“!Hagamos una sesión de lluvia de ideas!” Cuando todo el mundo está en la sala, el jefe pregunta: “A ver, ¿quién tiene una buena idea?” (Gracias, señorita López)

Al no obtener resultados, el jefe asume que su personal ha agotado la mayor parte de su creatividad interna y que ha llegado el momento de contratar a un asesor. 

Por supuesto, si el asesor sabe lo que se hace, en algún momento deberá formular la gran pregunta: “A ver, ¿qué es lo que realmente pretenden hacer?” (visión, propósito).

Y ahí viene la respuesta a todas las preguntas y a todo el caos anterior.

Por tanto si quieres ejecutar bien, define bien, que quieres hacer, que recursos tienes para hacerlo y como organizarte bien ANTES de ejecutar.

Saludos 
Luis Perona

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