Concentración

Hay que concentrar los esfuerzos en aquellas tareas que son más importantes para conseguir buenos resultados y concéntrarse en hacer una única cosa a la vez, efectuando primero las tareas de máxima prioridad.

El secreto de la eficacia está en la concentración de los esfuerzos. En primer lugar, se debe decidir qué es lo más importante y, a continuación, de todo ello, qué es lo que tiene mayor prioridad.

Éste es el método que los ejecutivos eficaces emplean para gestionar la evidencia de que siempre hay muchas más cosas por hacer que tiempo disponible para llevarlas a cabo.

Abandonar lo que ya no es productivo para la empresa resulta muy útil para establecer prioridades y disponer de tiempo para llevar a cabo las acciones cuya urgencia e importancia son mayores.

Al establecer prioridades en sus tareas, el ejecutivo se ve obligado a establecer «posterioridades», es decir, aquellas tareas que se aplazan o que incluso se abandonan. Por último, periódicamente se deben revisar todas las prioridades y las posterioridades a la luz de los nuevos acontecimientos.

La razón por la que tan pocos ejecutivos logran concentrarse en su trabajo es la dificultad de establecer «posterioridades», es decir, decidir qué tareas no se abordarán y, a continuación, ser consecuente con la decisión tomada.

Muchos ejecutivos han aprendido que lo que se aplaza en realidad termina abandonándose. Muchos de ellos creen que no hay nada menos deseable que asumir más tarde un proyecto que se aplazó cuando surgió por primera vez.

Ser fiel a las decisiones exige valor, ya que muchas veces lo que uno aplaza es de la máxima prioridad para otra persona, que sí que lo considera importante. Si permites que los demás te presionen en el momento de tomar tus decisiones, es muy probable que termines realizando actividades que seguro que son aplazables, y que te desviarán de las grandes oportunidades y del trabajo de la alta gestión.

Animo, es posible.

Saludos

Luis Perona