domingo, 7 de mayo de 2017

Seguimiento, seguimiento y seguimiento.

Una de las claves para entender la diferencia entre las promesas que hacen las empresas y los resultados conseguidos es ni mas ni menos que el seguimiento.

El seguimiento es la piedra angular de la ejecución en las empresas, y cada líder que es bueno ejecutando hace el seguimiento de forma casi religiosa, porque el seguimiento asegura que la gente esta haciendo lo que se supone tiene que hacer en el tiempo acordado.

Ninguna empresa puede entregar lo que se compromete o adaptarse bien al cambio a menos que los lideres practiquen la disciplina del seguimiento a todos los niveles y todos los días, el seguimiento tiene que ser una parte de la estrategia de la compañía y sus metas.


Sin embargo normalmente es la parte olvidada de la ejecución.

Y ¿por que?

Porque a menos que traslades las grandes ideas en acciones concretas no se ejecutaran.

Para lograrlo, el trabajo que ningún líder puede delegar es el de tener a las personas correctas en los puestos adecuados.


Si la empresa no sabe que tipo de personas necesita y en que puestos, no solo hoy sino en el futuro, no reclutaran, promocionaran y desarrollaran a esas personas para que lleguen a ser los lideres del futuro.

El nivel de excelencia no aparece por casualidad, conlleva un enorme trabajo por parte de los lideres, que en algunos casos consumen entre el 30% y 40% de su día a día.

Si consumes la misma cantidad de tiempo en desarrollar personas de la que utilizas en crear el Budget de la empresa, en definir la estrategia competitiva, o el análisis financiero de los resultados, tendrás un gran equipo que a su vez desarrollara nuevos lideres, y esa si que es una ventaja competitiva.

Una de las preguntas clave que los directivos no se hacen es:

¿Cuan buena es esta persona consiguiendo que las cosas se hagan bien y a tiempo?

Si quieres construir una empresa que sea excelente tienes que seleccionar a las personas que consiguen que las cosas se hagan.


Y eso se consigue con seguimiento constante, observando los hábitos de trabajo, de esas personas que son las que motivan a otros, los que las mueven a actuar, los que son decisivos en los temas complicados, los que consiguen que otros hagan su parte y para los que el seguimiento es algo habitual.

Si la gente no puede ejecutar el plan debido a que las circunstancias han cambiado, el seguimiento nos permitirá modificar el plan utilizando nuestra creatividad.

Y si en el seguimiento ves personas que no hacen lo que tienen que hacer, tienes que hacer dos cosas, la primera, si la persona no sabe o no entiende lo que tiene que hacer, formarla correctamente y asegurarte de que ha entendido lo que tiene que hacer.
La segunda, si la persona sabe lo que tiene que hacer y no lo hace, despedirla.

Ya se que suena duro, pero no puedes permitir que una persona que no quiere trabajar como debe, desmotive a los que están trabajando duro cada día.

Recuerdo una anécdota de un club de futbol muy importante en la que dos de sus mejores jugadores llegaban tarde a los entrenamientos y no entrenaban como debían.
Eran los mejores y por eso nadie se atrevía a decirles nada, porque metían mas goles que los demás.
Sin embargo el equipo no ganó ningún titulo aquel año y el entrenador fue despedido.

El nuevo entrenador, lo primero que hizo al llegar fue despedir a esos dos jugadores, y al año siguiente lo ganaron todo.

No hay otro método, haz seguimiento, seguimiento y seguimiento, para que los objetivos se conviertan en resultados.

Tenéis mas información en mi libro, H&H los mejores hábitos y herramientas para directivos.



Saludos.
Luis Perona.



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