sábado, 12 de mayo de 2018

Solución rápida o paciencia, perseverancia y disciplina.

Hace poco leí un articulo de José Antonio Marina donde hablaba de que nos hemos convertido en una sociedad que quiere soluciones fáciles para todo.

Vivimos en la era de la inmediatez, si quieres saber algo vas a Google y lo encuentras.
Que buscas un numero de teléfono, ya no tienes que memorizarlo o buscarlo en la agenda de papel que teníamos antes, directamente le dices a Siri que te lo busque y ya está.
Que quieres saber que ha pasado en los últimos 20 minutos en cualquier parte del mundo, pues vas a la prensa digital y lo tienes.
Que tu hijo ha suspendido varias asignaturas, no pasa nada, le pasan de curso y ya las aprobará.

Todo es rápido, fácil y frustrantemente…… ineficaz.

Y es que cuando en nuestro trabajo buscamos soluciones rápidas, vemos que no existen.

Si tienes una producción, te das cuenta de que los cuellos de botella, no desaparecen, te das cuenta también de que tu nivel de inmovilizado no se reduce, de que el nivel de reclamaciones crece, y de que tus operarios no hacen lo que tienen que hacer.


Pero ¿por qué?

Porque en la vida real, las cosas no se solucionan de forma sencilla.

Hay muchas complicaciones y cambiarlas requiere mucha, paciencia, perseverancia y disciplina.

Como he dicho en algunos post, no se pueden comprar soluciones lean, hay que aprender las herramientas, desarrollarlas en nuestro ámbito de trabajo, y sobre todo involucrar a todos los que intervienen en el proceso para que funcione.

Eso lleva muchas horas de análisis, de propuestas, de intentos de mejora y de volver a analizar porque la propuesta no ha funcionado bien.

Lo que permite a las empresas lean tener resultados espectaculares, son muchos años de trabajo en la sombra para crear una cultura de esfuerzo, y valores compartidos para llegar a buen puerto.


Es algo parecido a lo que sucede con la educación en este país. Todo el mundo dice que hay que mejorarla, pero nadie está dispuesto a invertir en ella y poner los procesos en marcha para que se consigan las mejoras esperadas.

Por eso cada poco tiempo se decide cambiar todo y volver a empezar con el consiguiente caos para todos los implicados.

Sin embargo hace poco veía un documental de la educación en Singapur, país que obtiene siempre el numero uno en el sistema PISA, y explicaban que llevan mas de 30 años analizando como mejorarla y copiando los mejores métodos.

Curioso, ¿verdad?

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Pues como dice Steven Covey primero lo primero.

Y esto es decidir que queremos hacer, cual es el objetivo, definirlo claramente, no un objetivo genérico, sino especifico, realista, medible, y con un plazo de tiempo determinado.

Y ver todos los pasos que se necesitan para lograrlo, de tal modo que tengamos una hoja de ruta clara y especifica para llegar.

A partir de ahí, solo hay que hacer una cosa. Aprender de los mejores y trabajar, trabajar, y trabajar hasta conseguir que los primeros objetivos se afiancen.


Es en ese momento, a partir de los primeros logros, cuando la gente empieza a darse cuenta de que los objetivos se pueden lograr.

Y seguimos igual trabajando con paciencia, perseverando a pesar de todos los inconvenientes y problemas que  van a surgir y sobre todo con la disciplina de aplicar el método lean, porque es el que funciona.

Alguno dirá que eso es muy complicado y lleva mucho tiempo, pero la alternativa es hacer todo rápido y fácil y después de quejarte de que nada funciona como debía.

Como digo muchas veces, puedes pagar antes o después. Lo que no pagues antes en trabajar con el método lean lo pagarás después en problemas, reclamaciones y dolores de cabeza.

Tu decides.

Tienes mas información en mi libro ExceLEANcia, este es el enlace:




Saludos.

Luis Perona.



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